Multitud de personas con pancartas de los desaparecidos Ruth y José a las puertas del juzgado de Córdoba Cabrón, Bretón, hijoputa. Estas son las tres palabras que más se oyen durante los primeros 45 segundos del informativo de tarde del 16 de febrero en La Sexta. El cordobés José Bretón, acusado de la desaparición de sus dos hijos, comparecía en los juzgados después de que las investigaciones revelaran que había mentido en sus declaraciones. Frente a las puertas del juzgado, multitud de personas expresaban su odio contra él; y, ya de paso, contra su abogado, que no quedó libre del acervo de insultos. Otras cadenas también abrieron los informativos con esta pieza de sucesos (por ejemplo Antena 3). La noticia no era el juicio, eran los insultos. Que esto sea un hecho noticioso es de dudoso criterio. La Sexta incluso se molestó en cerrar la noticia con el himno improvisado que los asistentes le dedicaron al imputado: “¡Cabrón!, ¡Bretón, hijoputa!”. Rima y juega feliz. El hecho de que el criterio para escoger los contenidos premie la morbosidad antes que el interés es algo que asumimos. Pero el Código de Autorregulación sobreContenidos televisivos e Infancia especifica que los medios deben “evitar el lenguaje indecente o insultante”; al menos, dentro del horario protegido. Hemos llegado a un punto en el que el periodismo busca tan desesperadamente atraer al público, que opta por saltarse a la torera un código deontológico que se queda obsoleto y apostar por el morbo día sí y día también. |
domingo, 19 de febrero de 2012
Deontología 0- Morbosidad 1
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