martes, 9 de octubre de 2012

Magnetismos cálidos

Un imán es un cuerpo dotado de un campo magnético que tiene tendencia a atraer o repeler otros imanes o metales. Los campos magnéticos pueden ser naturales o artificiales. La palabra "imán" proviene del griego adamas, adamantos, formada a su vez por la unión del prefijo de negación "a", junto a la raíz "damaoo", cuyo significado es quemar; por tanto, se usaba en su origen para denominar las piedras "que no se deben quemar". Los griegos sabían que el calor destruye el magnetismo. 
Los dos extremos del imán se denominan "polos" (polo norte y polo sur), y es allí donde se halla la mayor fuerza de atracción. Los polos iguales se repelen y los polos distintos se atraen. Dado que no existen polos aislados, si un imán se rompe en dos partes, se crearán dos nuevos imanes, cada uno con su polo norte y su polo sur. Los imanes se reproducirán pero su fuerza de atracción disminuirá. Los imanes mantienen su campo magnético para siempre, a menos que se les apliquen cargas magnéticas opuestas con frecuencia. 





Silencios llenos de palabras transparentes denotan campos magnéticos latentes. Grito como gritan los mudos, igual hasta que se quede afónico el subconsciente. Y, como a palabras necias oídos sordos, ignoro lo que me susurra mi demencia más sensata.

Y me delato, porque me despierto con las letras de tu nombre entre los dientes. Porque debí soñar contigo aunque no lo recuerde. Y sé que peco, me huele el alma a tus manos. Debiste acariciarme mientras dormía. Aunque no lo recuerde.

Caprichos del destino que te encuentre de noche, entre tus brazos me volvería tan solo un fantoche. No puedo huir si me miras así. Hace frío y es apetecible quemarme en tus ojos, no me mires o me vuelvo un matojo de despojos. Si tu pupila es polo norte, la mía es polo sur. Si mi labio es polo norte, ya me dirás qué eres tú. Qué coño eres tú.

Qué voy a hacer contigo si vuelvo a encontrarte entre paisajes oníricos...

martes, 5 de junio de 2012

Y entre el románico y el gótico, Marco Brambilla



Entre las obras tradicionales del MNAC se nos colaron dos videocreaciones del cineasta italiano Marco Brambilla. Y es que , en colaboración con el SCREEN Festival de Videoarte, el MNAC abrió las puertas a dos obras del conocido artista. 

Ya había tenido la ocasión de ver Civilization (2008) anteriormente, pero lo cierto es que una obra de arte tan sorprendente nunca está de más recordarla. El 3D le otorgó un grado más de interés. Se trata una composición a modo decollage de diferentes fragmentos de 300 películas míticas del siglo XX, organizadas en un movimiento ascendente que simula una visión desde el infierno hasta el cielo basada en la Divina Comedia de Dante. Las imágenes interconectadas hacen una alegoría del castigo eterno y la recompensa celestial; esto sí, con un toque satírico y el guiño con el espectador que produce ver algunas secuencias conocidas. En la parte central de la composición del minuto 0'50'', por ejemplo, nos encontramos con un recorte de la película "300" de Zack Snyder, la sorprendente y lograda imagen de la joven sybilla del oráculo de Delfos durante un trance. Las cortas secuencias, reproducidas en bucle, se encuentran acompañadas de una apocalíptica banda sonora que le viene más que perfecta. 

Evolution (2010) es algo así como la segunda parte de la anterior, e ilustra la evolución de la humanidad desde la prehistoria hasta el futuro a través de fragmentos de cientos de películas que van desde grandes éxitos en la taquilla de Hollywood ("ET", "Mad Max") hasta clásicos de culto ("Idiocrazy, "Salo"). Con un desplazamiento lateral de la sucesión de imágenes, podemos ver grandes hitos de la historia del cine como King Kong o Batman. La sátira en esta composición proviene del uso de películas de "Hollywood" para plasmar los conflictos humanos, todo ello acompañado de una composición grandilocuente del ruso Prokófiev. 

Brambilla no deja de sorprendernos. La última noticia que tenemos de él es su reciente colaboración con Kanye West para el vidieclip "Power". La composición de imágenes superpuestas con especial horror vacui vuelve a hacerse eco en este vídeo, así que puede que estemos ya ante uno de los tics de "videoarte de autor" que produce este apocalíptico artista y cineasta. 

domingo, 11 de marzo de 2012

Fotoperiodismo: la información (des)humanizada

La posición que el periodista debe tener delante de los sucesos, si debe ser un mero y frío observador o debe involucrarse en lo que cuenta, siempre ha sido motivo de controversia. El periodista que informa es criticado por ser frívolo, y el periodista partícipe hace algunas veces de héroe y otras de kamikaze
suicida. Y esta controversia se acentúa en el caso de los fotoperiodistas.

“Mientras la profesión del médico le obliga a intervenir en el suceso, la del periodista le obliga precisamente a no intervenir: debe limitarse a ver.” Estas son las palabras que Ortega y Gasset les dedica a los periodistas en La deshumanización del arte, pero al artista le considera aún más alejado de los hechos: “No hace otra cosa que poner los ojos. Le trae sin cuidado cuanto pasa allí; está a cien mil leguas del suceso”. Los fotoperiodistas se encuentran a caballo entre el arte y el periodismo, y su función ante lo que sucede les ha costado siempre numerosas críticas.
El español Davilla había captado una 
fotografía similar a la que ganó el Pulitzer

El ejemplo de Kevin Carter es el más ilustrativo de esta situación. El fotoperiodista sudafricano ganó el premio Pulitzer en 1994 por una fotografía en la que aparecía una niña sudanesa a las afueras de su poblado. Junto a su famélico cuerpo, había un buitre que parecía estar al acecho para devorar su cuerpo moribundo. La opinión pública entendió la foto como una alegoría de lo que sucedía en el Tercer Mundo: la niña encarnaba al hambre, el buitre al capitalismo, y Carter era la indiferencia del resto de la sociedad. Esta aparente indiferencia le costó duras críticas y, aunque ganó el premio Pulitzer, Carter acabó suicidándose ese mismo año.

El fotoperiodista fue demonizado y considerado tan predador como el mismo buitre. Pero años después algunos de sus compañeros contaron que el animal parecía estar más cerca de lo que estaba por un juego de perspectiva, y que Carter, después de captar la foto, esperó a que el buitre se alejara de la niña, que en realidad estaba sólo a unos 20 metros del poblado. Carter no se había desentendido del dolor, sólo estaba en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Pero la fotografía que debería haber acallado y concienciado al mundo, desató una cantidad increíble de chismorreos hacia el fotógrafo.

La controversia en la función de los fotoperiodistas se acentúa, en primer lugar, porque, mientras que el redactor procesa la información después de recibirla y lo que cuenta pierde en ese acto parte de la espontaneidad, el fotógrafo exhibe al público una imagen directa, sin la palabra como intermediaria y, por lo tanto, sin oportunidad de justificarse. Y, mientra que una imagen vale más que mil palabras,la franqueza que ganan a veces provoca que su función sea malinterpretada.

Lo curioso es que se critique a un periodista como éste, y que no se le recuerde por lo positivo, del mismo modo que no se recuerdan los nombres de los reporteros, fotógrafos y corresponsales que mueren a diario por arriesgarse haciendo su trabajo. Como en todas las profesiones, habrá periodistas cuya ética sea más dudosa, pero la dureza de lo que muestran no les convierte en culpables de los hechos.

domingo, 4 de marzo de 2012

La (pequeña) parte por el todo

Los medios apuestan por lo impactante, pero lo impactante no siempre es representativo de la realidad. La mayoría de medios de comunicación inician siempre las noticias con las imágenes más llamativas, y esto tiene una intención muy concreta: llamar la atención del público. Pero, a menudo, estas imágenes representan una facción demasiado pequeña de un hecho.

Esto es lo que le pasa a la mayoría de medios cuando se trata de dar una noticia sobre manifestaciones y huelgas, y es lo que les ha pasado esta semana con la huelga de estudiantes de Barcelona del pasado 29 de febrero. Las fotos de los incidentes que surgieron durante la manifestación estudiantil barcelonesa ocuparon las portadas de muchos diarios y fueron noticia central de muchos informativos del día siguiente.  Sin embargo, los incidentes se produjeron a manos de una minoría independiente de la que la pacífica manifestación, de participación muy elevada (no me atrevo a decir un número concreto), se ha querido diferenciar. 


Detalle de la portada de ABC, 1 de marzo 2012
Detalle de la portada de La Razón, 1 marzo 2012


Fotografías de esos altercados violentos aparecieron en las portadas de periódicos como La Razón y ABC, cuya ideología se acoge a estas imágenes para reafirmarse contra las protestas sociales. Lo que es más, los titulares de ambos diarios conservadores apuntaron a los socialistas como responsables de los incidentes. El diario de Vocento subtituló su noticia principal con un tajante “Los socialistas justifican las protestas, muy violentas en Barcelona con asaltos a bancos”. El diario de Planeta, por su parte, tituló con un: “Prende la llama del PSOE”. Sobre estos títulos, imágenes de contenedores ardiendo. Y cada uno barre para casa.


Detalle de la portada del Ara, 1 marzo 2012
Detalle de la portada de New York Times, 1 marzo 2012











Sin embargo, las mismas imágenes fueron escogidas por otros medios de corte distinto. El catalán Ara usó la misma imagen y tituló “La protesta s’encén”, aunque en el subtítulo especificara que los incidentes habían sido provocados por “una minoría violenta”. Lo curioso es cuando el tema afecta a un ámbito internacional, y en el centro de la portada del New York Times vemos a un joven enfrentándose con un empleado de una sucursal bancaria del centro de Barcelona, destrozando cristales y puertas. La imagen dio la vuelta al mundo. En este caso, el uso de imágenes violentas recae en la creencia de que lo impactante es directamente proporcional al número de ejemplares vendidos.

Lo hiriente del caso es que, a los que presenciamos la manifestación y ni siquiera vimos estos incidentes, nos choca porque sabemos a ciencia cierta que fueron hechos independientes y minoritarios. Pero si no hubiéramos estado allí, podríamos caer en la opinión pública que cree que los manifestantes son una panda de “antisistemas”, “violentos” y otros clichés, y no una gran cantidad de estudiantes luchando por sus derechos. Si queremos forjar una opinión pública ajustada a la realidad, deberíamos saber escoger mejor lo que ocupa nuestras portadas. Porque la metonimia de “la parte por el todo” no siempre funciona cuando se trata de hacer justicia a la verdad.

Cristina Algarra

domingo, 26 de febrero de 2012

Sobreinformados, desinformados


Se nos ha olvidado que una parte importante del papel del periodista es escoger. Decidir lo que sí se publica, y lo que no merece la pena ser publicado. De entre la marea de información que le llega, el periodista debería informar sólo de aquello que tiene interés público y desechar lo demás. Pero este papel no siempre se cumple porque, cuando se trata de poner límites a la información y a la expresión, a menudo tenemos miedo de caer en la censura.
Porque sabemos que el periodismo debe dar voz a las minorías, debe servir de identificación para todas las ideologías, y esto sí que lo tenemos claro. Quizá por eso el programa La noria, de Telecinco, emitió el pasado noviembre una entrevista con la madre de Javier García Marín (El cuco), uno de los imputados en el caso de Marta del Castillo, por la que la cadena privada había pagado unos 10.000 euros. Y puede que también por eso, en abril del 2010 la cadena La Sexta emitiera en su informativo una noticia en la que hablaba de un hombre leonés, apodado “El Rambo de El Bierzo”, que hacía apología del nazismo, se vestía de skin y colgaba vídeos en YouTube disparando armas de guerra. Podríamos preguntarnos dónde están los límites entre lo publicable y lo no publicable, lo noticioso y lo que no lo es.

Hasta ahora la ley se abstiene de poner esos límites, incluso cuando se pueden lucrar personas que tienen opiniones antidemocráticas o que han sido condenadas por la Justicia. No se veta que se le ponga precio a testimonios criminales, machistas, violentos o neo-nazis. Casi todo puede llegar a tener voz en los medios de comunicación. Recientemente, Coalición Canaria (CC) ha presentado una proposición que insta al Gobierno a prohibir que las cadenas remuneren este tipo de declaraciones en la televisión. Pero si no hay remuneración económica no parece tan grave.

Yo me pregunto dónde quedaron aquellos tiempos en los que el periodista se erigió como “perro guardián” de la democracia. Porque, para mí, lo grave es que sea la ley la que tenga que entrar en juego y poner límites en la información, y que no seamos nosotros mismos los que decidimos lo que es y lo que no es publicable. Lo que me molesta es que el código deontológico sea ineficaz a términos prácticos y que se haya quedado obsoleto. 

Porque el ciudadano tiene 10.000 canales por los cuales recibe una avalancha de información constante (facebook, twitter, blogs), y puede que la única diferencia entre estos canales y el periodismo tradicional sea  el rigor a la hora de escoger lo que se publica. Si el periodismo legítimo no ejerce de filtro entre esta cantidad ingente de noticias y deja que el receptor se empache de informaciones que no son de interés público sino de interés DEL público, no habrá diferencia entre unos y otros. Y, entre tanto, el ciudadano podría llegar a una sobreinformación de noticias de poca calidad, y acabar desinformado y empachado de información innecesaria.

domingo, 19 de febrero de 2012

Deontología 0- Morbosidad 1

Multitud de personas con pancartas de los desaparecidos Ruth y José a las puertas del juzgado de Córdoba


Cabrón, Bretón, hijoputa. Estas son las tres palabras que más se oyen durante los primeros 45 segundos del informativo de tarde del 16 de febrero en La Sexta.
El cordobés José Bretón, acusado de la desaparición de sus dos hijos, comparecía en los juzgados después de que las investigaciones revelaran que había mentido en sus declaraciones. Frente a las puertas del juzgado, multitud de personas expresaban su odio contra él; y, ya de paso, contra su abogado, que no quedó libre del acervo de insultos.
Otras cadenas también abrieron los informativos con esta pieza de sucesos (por ejemplo Antena 3). La noticia no era el juicio, eran los insultos. Que esto sea un hecho noticioso es de dudoso criterio. La Sexta incluso se molestó en cerrar la noticia con el himno improvisado que los asistentes le dedicaron al imputado: “¡Cabrón!, ¡Bretón, hijoputa!”. Rima y juega feliz.
El hecho de que el criterio para escoger los contenidos premie la morbosidad antes que el interés es algo que asumimos. Pero el Código de Autorregulación sobreContenidos televisivos e Infancia especifica que los medios deben “evitar el lenguaje indecente o insultante”; al menos, dentro del horario protegido.
Hemos llegado a un punto en el que el periodismo busca tan desesperadamente atraer al público, que opta por saltarse a la torera un código deontológico que se queda obsoleto y apostar por el morbo día sí y día también. 

domingo, 12 de febrero de 2012

El disfraz griego para Angela Merkel

Portada del diario griego "Demokracy" el 9 de febrero de 2012
Angela Merkel se ha disfrazado una semana antes de Carnaval, y con un disfraz que no le ha sentado demasiado bien. Extremada, la memoria histórica de los griegos sobre la Alemania nazi. O puede que tendenciosa.
El diario griego conservador “Democrazy” publicó en portada el 9 de febrero del 2012 una fotografía photoshopeada de Angela Merkel vestida de nazi y con una esvástica en el brazo. En las calles de Atenas, identificar a Merkel con el nazismo es una forma de venganza por los recortes exigidos desde Alemania a Grecia para poder recibir un nuevo rescate económico.
Sabemos que es una manera de vengarse de quien se ha convertido en su peor enemigo, pero eso no justifica que un medio informativo, por muy convencido que esté de una opinión, utilice un montaje fotográfico de esa magnitud, y menos en portada. Y, en cualquier caso, por mucho que se critique a un gobierno extranjero, cosa que es totalmente lícita, no debería estar permitido frivolizar con un tema que se cobró tantas muertes en el pasado, ni publicar una fotografía que genere discurso del odio con tanta tranquilidad.