Escribir poesía en verso, fingir que te cuento un cuento. Inyectarme cafeína en vena, a ver si se me arregla esta pena.
Y morir, morir de la agonía de verte alejarte en ese tren; sin más arte ni voz que el susurro del viento contra el papel.
Voy a guardar esta angustia en un cajón, bajo siete llaves de cerradura hermética.
Voy a conquistar este mundo a base de sombras y siluetas; y encadenarme a tu cintura, a ver si se agota la amargura.
Guardaré esta angustia en un cajón, y las llaves en las profundidades del reino de Neptuno. En una nave sin timón me adentraré sin destino alguno; las lanzaré una a una al mar, y me volveré a casa a esperar. Y en la espera desgajaré de mí todo aquello que me recuerda a ti.
Cuando vuelvas, si sigo aquí, si el cajón no se movió de allí, si tú sigues estando ahí, puede que encuentre mis llaves en el estanque de tus ojos.
En el azul de tu mirada buscaré mis ganas, a ver si la marea caprichosa las arrastró, azarosa . Si se pierden ya sabré que hacer...que el tiempo muerde, pero el deseo también.
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